15 octubre, 2011

El valle de la muerte (Día 3)


Valle de la Muerte © Joan Nierga
Poco después del mediodía y con la mochila en la espalda me dirigí hacia este singular valle, pues según la leyenda dicen que las personas, antiguamente se morían cuando trataban de cruzarlo. 

Huesos de animales o de personas eran hallados, o confundidos con trozos naturales de yeso. 
Tal como determina las leyes naturales del Desierto de Atacama, nadie puede vivir en su Valle de la Muerte. Pero es posible admirarlo: el Valle de la Muerte es un festival de colores, en eterno cambio de formas. 
Valle de la Muerte y volcan Licancabur © Joan Nierga
También cuentan que la llegada a Chile del sacerdote jesuita R. P. Gustavo Le Paige, de origen belga, quien en 1955 se ubicó en San Pedro de Atacama y comenzó así, junto con su labor pastoral, su interés por el estudio del pasado atacameño y que cuando llegó al Valle de la Muerte lo asoció con valles del planeta Marte y como que su español hablado no era muy bueno parece que pronuncio el “valle de “morte” queriendo pronunciar marte, y los atacameños entendieron Muerte, así que os dejo la libre elección de tomar la interpretación que más convenga. 
Dunas y Los Andes al fondo © Joan Nierga
Fotógrafo fotografiado © Joan Nierga
Exuberante y hermoso, la cantidad de formas y esculturas naturales producidas en esta área del Desierto de Atacama es impresionante.

El Valle de la Muerte es uno de los lugares que el Planeta Tierra ha reservado para producir su arte. Ubicado a pocos km de San Pedro de Atacama en la misma cordillera de la sal.

No importa donde te encuentres, sea por la mañana, el mediodía o la tarde te proporciona un escenario único cuando entran en conjunción las formaciones rocosas, la arena, las dunas o simplemente la combinación de todos estos elementos. Acompañado por una suave brisa descendí a través de un sendero donde me llevó hasta el pie de una duna, allá fijé el trípode y preparé la lente y la cámara para tomar una foto combinando lo inerte en primer término y las blancas nieves perpetuas que contrastan con l intenso azul del cielo en las cimas de los volcanes de la cordillera de los Andes.

El camino de vuelta fue realmente muy 
Formaciones rocosas  © Joan Nierga
cansado, pues tuve que vencer algunos centenares de metros de desnivel, caminando sobre la fina arena del desierto, con el sol impactando sobre mi cabeza y sobretodo la ubicación a 2500 m sobre el nivel del mar que tampoco ayuda mucho.




.... continuará


Música para acompañar (Ley de Faraday)

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